26 de enero de 2009
Entrada nº 7
Popeye el Marino también cumple 80 (3ª parte)

Popeye después de Segar
Luego de la muerte de Segar, el Thimble Theatre continuó siendo distribuido por el King Features Syndicate.  El gran desafío fue encontrar al artista que pudiera continuar con el  personaje, y al guionista que supiera narrar las aventuras del marino  con el mismo cinismo y espíritu crítico de Segar.
Forrest “Bud”  Sagendorf fue el mejor asistente de Segar, y era el candidato más  indicado para hacerse cargo de la tira; sin embargo, los directivos del King Features Syndicate no lo pensaron así, y lo dejaron a cargo de la página dominical, donde demostró ser fiel al espíritu de su maestro.
El show debe seguir
Charles  H. “Doc” Winner y Joe Musial fueron los dibujantes de la tira hasta  1939, con guiones de Tom Sims. Doc Winner tenía fama como dibujante, ya  que había sido dibujante de The Katzenjammer Kids, y Musial tuvo la oportunidad de trabajar en muchas de las tiras más exitosas de los periódicos de Hearst, entre ellas, Barney Google y Blondie.

Bela  “Bill” Zaboly reemplazó a Winner y quedó como dibujante oficial entre  1939 y 1958. Su estilo de dibujo es claramente diferente al de Segar,  adaptándose al formato de una tira de aventuras, y los guiones de Sims  también se alejaron de las observaciones cínicas o satíricas del creador  de la tira. Popeye y sus amigos pasaron a vivir grandes aventuras en un  ambiente similar al impuesto a los dibujos animados, y la espinaca  adquirió un papel más importante.

Tras  la muerte de Sims, Ralph Stein escribió los guiones entre 1954 y 1958,  continuando con la línea de trabajo de su predecesor.
Bud Sagendorf: la vuelta a la gloria
Luego de veinte años viviendo aventuras menores, el Thimble Theatre quedó finalmente a cargo de quien debió ser el sucesor de Segar: Bud Sagendorf.
Con  él a cargo de todo el proceso creativo desde 1958, las aventuras de  Popeye volvieron al clima narrativo de sus orígenes, contando largas  aventuras donde se priorizaba la “situación de bofetadas humorísticas”  por sobre la acción en sí, y mostrando el lado satírico y burlón de  situaciones basadas en la vida real.
Sagendorf devolvió al juego  varios personajes creados por Segar, entre ellos O.G. Wotasnozzle y el  rey Blozo, que hacía muchos años que habían desaparecido de la tira,  pero no reintrodujo al antiguo novio de Olive, quizá para no reflotar la  idea de que Olive lo dejó por Popeye. Este cambio fue favorable para la  creación de nuevas historias, y también se reflejó en los cortos para  televisión de los años ’60. La única diferencia entre ambos artistas era  el ritmo de narración (era más rápido en las de Segar).

Sagendorf  continuó la tira diaria hasta 1986, pero continuó dibujando la página  dominical hasta su fallecimiento, el 22 de septiembre de 1994, víctima  de un derrame cerebral. Su muerte fue muy sentida por los medios, ya que  se lo sigue considerando como el mejor artista a cargo de Popeye, luego  de su creador. Además de miles de tiras, Sagendorf escribió el libro Popeye: sus primeros 50 años, donde repasó la vida del marino.
En nuestro país Popeye se publicó inicialmente en las revistas de Editorial Columba y Ediciones Récord, principalmente en El Tony y Skorpio.  Entre los años ’70 y ’90 la Editorial Seijas editó varias publicaciones  en formato apaisado, usando aventuras completas de Ralph Stein y Bill  Zaboly, y más tarde de Bud Sagendorf; además incluyó historietas  argentinas de distintos artistas locales, como Pedro Seguí, Goyo Mazzeo,  Héctor Torino y Tito Sídoli, entre otros. El título de las revistas fue  variando: Espagueti, Popeye, La familia Popeye, Nuevas aventuras del  marinero Popeye, etc. Incluso el nombre de los personajes fue cambiado,  de acuerdo con la traducción hecha por lingüistas mexicanos y  argentinos: Popeye fue Espagueti por un tiempo, Olive Oyl fue Rosario  Bastón y J. Wellington Wimpy fue Roque Pilón y Perendengue. Además, las  tiras de Popeye fueron incluidas en las otras revistas de la editorial,  como Capicúa y Afanancio, hasta que con la crisis económica de finales  de 2001 la editorial cerró por quiebra.

Popeye y el aborto
En  1986, la tira quedó a cargo de Bobby London, autor conocido por tener  una mirada revolucionaria del comic estadounidense, aunque también  cuestionado por su humor sin consideraciones morales o éticas: llegó a  dibujar un álbum basado en los personajes de Walt Disney, en el que hizo  tener sexo a Mickey y Minnie después de haberlos hecho tomar drogas. El  trabajo de London modernizó a Popeye, manteniendo intacto el antiguo  espíritu de las tiras de Segar y Sagendorf. Todo apuntaba a una nueva  época de gloria para el ya veterano personaje, pero London se  caracterizó por romper los límites del humor “inocente”, y presentar  situaciones más apropiadas para el público adulto. En 1992 London  introdujo una historia en la tira que aún genera debates entre los  lectores:

En  dicha historia, Popeye y Olive devolvían una muñeca llegada por correo,  y Olive decía: “Hay que devolver este bebé a su creador”. El eje de  esta historia era mostrar la visión del norteamericano promedio acerca  del aborto, y más que nada la postura mojigata e hipócrita que suele  atribuírsele a los grupos evangelistas y católicos sobre el tema. A raíz  del escándalo desatado, el King Features Syndicate despidió a London y tuvo que pedir disculpas a los lectores.
¡Popeye está hablando del faaaaso!
Uno  de los secretos a voces más populares sobre Popeye es justamente el uso  de la espinaca como mención intencional de la marihuana y su consumo.  Siempre se dijo que dichos vegetales eran los responsables de su fuerza  sobrehumana, necesaria para combatir al enemigo de turno (casi siempre  Bluto), pero esta explicación contradice por completo el origen del  personaje, ya que en sus primeras apariciones en el Thimble Theatre se cuenta como una gallina mágica le otorgó la super fuerza. Popeye comía espinaca, pero sólo por gusto:


En aquellos días, la palabra “espinaca” era un apodo de la marihuana. La canción “The Spinach Song” (canción de la espinaca) grabada por Julia Lee & Her Boyfriends en 1938 fue durante años el tema popular en los clubes donde se consumía.
En  las tiras cómicas de 1934 se pueden encontrar referencias explícitas de  la droga: Popeye enfrentaba a un capataz que alimentaba a unos mineros  con yerbas enervantes, además en los cortos de la década del ‘60 Popeye  aspiró la espinaca con su pipa y tuvo un perro llamado “Birdseed”  (semillas para pájaros). Se cree que es una alusión a la vieja costumbre  de usar la marihuana como alimento para pájaros antes de su  prohibición.
En un corto de 1954 Popeye cuenta que Hércules fue su antepasado. En una escena éste último es mostrado aspirando ajo y comiendo espinaca, lo cual también fue visto como metáfora a la cocaína y la marihuana. También se dice que se pueden escuchar mensajes subliminales reproduciendo su canción en reversa en los discos de vinilo.
Ya en los años ’80, Bobby  London hizo otra referencia explícita a la marihuana: Popeye y Wimpy  recogían un cargamento de “pura espinaca boliviana”.
Popeye es nuestro
A  lo largo de los años se crearon varios comic-books basados en Popeye,  los cuales fueron publicados por distintos sellos editoriales, entre  ellos Dell Publishing, King Comics, Gold Key Comics y Charlton Comics.  En los comics creados por Dell, Popeye es un asistente de policía, con  Bluto y personajes mafiosos como enemigos. En “The Previous Adventures of Popeye the Sailor”,  el escritor Jim Ruland imaginó la vida de Popeye antes de conocer a  Olive. En 1999, en el 70º aniversario de Popeye, fue publicado The Wedding of Popeye and Olive Oyl,  escrito por Peter David y distribuido por Ocean Comics. El comic  incluía a varios personajes de las tiras cómicas y cortometrajes, y  narraba la boda de Popeye y Olive, tras décadas de romance. A pesar de  las buenas ventas, este título no fue bien recibido por los lectores y  es considerada una obra apócrifa; por esta razón este matrimonio no ha  sido reflejado en otros medios desde su publicación.
El fin del trabajo de London en Popeye significó también el final de las tiras diarias del Thimble Theatre,  después de 73 años de publicación continua; mientras tanto, la página  dominical continuó a cargo de Hy Eisman, desde 1994 hasta la actualidad.
Pero  el futuro del personaje y sus compañeros está en juego, ya que desde  2009 los derechos de autor de Popeye caducaron en Europa. Según la  normativa europea de derechos de autor, el personaje pasó al dominio  público al cumplirse 70 años del fallecimiento de su autor; pero en  Estados Unidos la legislación sobre copyright considera un plazo de 95  años desde la creación del personaje, lo que le permite al King Features  Syndicate seguir lucrando con el marino hasta 2024. El resultado es  claro: mientras que en América sus derechos seguirán a buen recaudo, en  Europa se podrán usar de forma libre los dibujos de Segar para cualquier  obra derivada de aquéllos, desde camisetas, juguetes, muñecos o  videojuegos a nuevos cómics basados en los personajes. El resultado es  una inminente estrategia legal por ambas partes, que de seguro derivará  en un conflicto judicial cuya sentencia final aún no es visible.
Una  cosa es segura: Popeye y sus amigos aún están activos y generan la  fascinación de millones de lectores en todo el mundo, por lo que este  80º aniversario será recordado como el inicio de una nueva etapa en la  historia de una de las tiras cómicas más famosas de todos los tiempos.  Esperemos que el futuro le depare nuevas aventuras a este marino, y que  no se duerma envuelto en una monstruosa pila de papeles burocráticos.
1 comentarios:
- Me encantó este post. Quizá porque coincide con mi gusto: para mí Popeye es el de Segar y el de Sagendorf. Ni uno solo más.





 
   
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